Hace aproximadamente un par de años que la economía rusa no está pasando por su mejor momento, por un lado debido a la caída del precio internacional del petróleo y, por el otro, por las sanciones impuestas por países occidentales luego del inicio del conflicto en el este de Ucrania y de la anexión de Crimea (aquí una de mis primeras notas sobre este tema).
Claro que los argentinos estamos preparados para vivir en un contexto de crisis, pero no dejo de sorprenderme por cómo la experiencia resulta tan diferente a como se suele dar en nuestro país. Esto en principio se debe a la forma en la que encaran los comerciantes y la gente este tipo de circunstancias.