Dado el tamaño de la capital rusa, y considerando el nivel de embotellamientos que se suceden día a día en la misma, el metro de Moscú (Московский метрополитен) es una opción más que práctica (y rápida) para moverse de un lugar a otro. En lo personal, no puedo dejar de asociarlo con incontables momentos vividos en esa ciudad que tanto quiero.
No se trata solamente del transporte que eligen millones de personas por día, sino también de un gigantesco museo subterráneo latente donde en cada estación podemos encontrar diferentes piezas artísticas, variando entre lo exageradamente soviético y lo moderno ruso.