Es la primera nota que escribo en este 2017 y parece que no fui yo el que eligió este tema, sino que él me encontró a mí, más que nada porque toca una cuestión sensible que se discute mucho en Argentina y no podía no sentarme a darle forma a esta información para aportar un ejemplo de cómo se puede llegar a abordar asuntos como este en Rusia.
La trama en sí no es compleja: fiesta en las afueras de la ciudad, alcohol y sexo -en teoría no consentido- entre una menor y un mayor. La historia tuvo un giro a fines del año pasado cuando Sergey recibió una sentencia de ocho años en prisión, pero sin dudas el pico máximo fue la aparición -a fines de enero de este año- de Diana en el programa de TV antes mencionado.Hace algunas semanas irrumpió en los medios el caso de una adolescente de nombre Diana Shurigina, de 17 años de edad, que llevó a juicio a Sergey Semionov, de 21, por supuestamente haberla violado en una fiesta de cumpleaños. Esto aconteció el año pasado en Uliánovsk, a unos 800km al este de Moscú, y podría haber quedado en el olvido -como la mayoría de los sucesos de este tipo en este país, más que nada porque no se discuten ni tienen un fuerte impacto-, pero gracias a un Talk Show llamado «Que digan lo que quieran» («Пусть говорят») el tema explotó.
Resulta que la chica, de apariencia angelical pero carácter fuerte, dio respuestas algo ambiguas, se reía en momentos donde no debía hacerlo y mostró reacciones inadecuadas, generando rechazo y dudas en gran parte de la sociedad, logrando que una enorme cantidad de gente se pusiera del lado del acusado. No ayuda que éste haya sido entrevistado y se haya mostrado tranquilo y respetuoso, reafirmando su inocencia desde la idea de que el encuentro entre ambos fue consentido y que la víctima le había dicho que tenía 18 años. Tampoco ayuda que haya aparecido un video casero donde se ve a Diana con una actitud provocativa viajando con amigos en un auto.
Tal fue el éxito de esa primera emisión, que siguieron un par más. En ellas Diana se mostró menos controlada y se superó a sí misma, logrando escenas escandalosas e interactuando de formal tal que su imagen no logró repuntar. Acompañada por sus padres, respondió preguntas y enfrentó a panelistas de formas casi actorales. En la última participación, sin embargo, bajó notablemente su perfil.
De toda esta movida mediática no solamente han quedado frases y memes, sino que la víctima ya creó un canal en Youtube y consiguió cientos de miles de suscriptores en muy poco tiempo.
No sorprende que gran parte de la sociedad acuse a esta chica de estar inventándolo todo.
No puedo evitar pensar en cómo se debatiría este caso en Argentina, algo me dice que sería un escándalo aún mayor. También me pregunto cuál sería la reacción de la sociedad, porque, si bien es mucho más progresista que acá, todavía no escapa al machismo y puede ser bastante influenciable desde lo mediático.