Impresiones que dejó el Mundial

Pensar que hace no mucho tiempo atrás intentaba imaginarme cómo se daría todo durante el Mundial, y resulta que el huracán futbolero ya pasó por Rusia y ha dejado una serie de cuestiones interesantes para analizar que exceden el terreno técnico y de los resultados. ¡El tiempo avanza impiadoso!

Tanto la mayoría de la enorme cantidad de extranjeros que han visitado el Mundial como los locales coinciden en que fue un evento increíble con una organización impecable. Rusia ha logrado satisfactoriamente mostrar al mundo que no todo es como se ve en los medios de comunicación que siguen la línea informativa occidental.

Para muchísimos rusos esta fue una oportunidad única para interactuar con personas de ciertas nacionalidades por primera vez, practicar idiomas, ganar dinero extra, conocer gente nueva, y todo lo que ciudadanos de casi cualquier otro país habrían querido hacer. Fueron días intensos, llenos de gente, rodeados de energía positiva, curiosidad al máximo y sí, también algo de fútbol :)

Fan Fest en Nizhny Nóvgorod

Foto: Yulia Bazer

Según lo que he visto en programas de TV local, si no incluímos ni a los indiferentes ni a los quejosos, el país en general se siente orgulloso por cómo se llevó a cabo todo. Bueno, yo también me siento así, porque vi con mis propios ojos cómo la gente disfrutaba más allá de las victorias y derrotas que se daban en el campo de juego. Escuché además muchos relatos y opiniones de extranjeros sorprendidos positivamente por lo que Rusia es en realidad.

Este es un pequeño resumen de lo que pasó, dividido en los siguientes rubros:

Seguridad

En Rusia de por sí hay baja inseguridad. Esto es lo que pensamos los extranjeros que vivimos acá, sobre todo los de América Latina. Durante el Mundial la policía amplió su nivel de tolerancia y cumplió su deber de forma destacable. En eventos de esta envergadura no es tan fácil encontrar el balance entre la imposición de la autoridad y el dejar que la gente haga de las suyas, y creo que lo han logrado bastante bien.

policía rusa

Organización general

Los accesos a los estadios y Fan Fests, y cómo esto afectaba el tránsito fue resuelto de manera ordenada. El ejército de voluntarios que, dicho sea de paso, contaba en su mayoría con jóvenes, pero con gente mayor también, fue clave orientando a los extranjeros en diferentes puntos de las ciudades, incluso teniendo en cuenta que no siempre tenían buenos conocimientos de inglés u otros idiomas.

Hinchadas

Antes de que empezara el Mundial yo pensaba que iba a estar difícil para los fanáticos desplegar esa euforia colectiva que a veces se traduce en descontrol, pero no, sin problemas pudieron cantar/gritar, saltar, y mucho más, incluso en el transporte público. Podían también pasearse borrachos.

Hospedaje y comida

Los casos de sobreprecio no fueron pocos, pero como acá abundan los contrastes, hubo por otro lado gente que hospedó en forma gratuita y desinteresada. Se produjeron por supuesto estafas particulares, como por ejemplo la de un grupo de peruanos que, antes de viajar, había alquilado un departamento a través de Airbnb y al llegar les pidieron 100 dólares extra por persona sin una razón particular. En los restaurantes también encontramos sorpresas en los precios, con la promesa de que una vez terminado el Mundial volverían a ser los de antes.

Idioma

Fue probablemente el punto débil del evento, ya que es cierto que mucha gente no habla inglés acá. Claro que muchos de los que vinieron tampoco hablaban otro idioma además del propio.
Para mí, y para muchos otros, esto representó un sinfín de oportunidades para poner a prueba las habilidades lingüísticas. En lo que a mí respecta, por ejemplo: para restaurantes haciendo traducciones de sus menús al español y siendo «cliente secreto» con el fin de verificar la calidad del servicio a extranjeros, para los organizadores del Fan Fest de Nizhny Nóvgorod enseñando frases en español al público desde el escenario y siendo traductor/moderador en la recepción de la selección uruguaya al complejo deportivo donde harían base, para agencias de turismo siendo guía turístico, etc, etc.
Algo que me dio mucho placer fue ayudar con traducciones en situaciones cotidianas y espontáneas. Emisiones en directo de canales de TV, gente perdida, recomendaciones, etc. Una de las situaciones más divertidas fue después del partido Argentina – Croacia, cuando desde el estadio me fui a comer un shawarma a mi lugar preferido. Los dueños ya me conocen y, al verlos yo sobrepasados por la cantidad de extranjeros y la dificultad en la comunicación, me puse al costado de la fila a traducir una buena cantidad de pedidos. Inglés, español y ruso: práctica extrema.

Mis compatriotas y otros latinoamericanos
Admito que fue surrealista ver la ciudad donde vivo llena, pero llena de argentinos. Es difícil de explicar, pero, psicológicamente hablando, me desconcertaba a veces al pasear escuchar expresiones como «¡dale, boludo!«, «¡pará un poco, che!«, etc. Lo cierto es que un tiempo antes del Mundial yo pensaba que iba a estar como loco charlando con todos los que vinieran, pero no, admito que estuve un poco desconectado de la «argentinidad al palo» reinante. Habrá sido, tal vez, un poco por la rusificación, por mi carácter tranquilo y otro poco por mi condición de no fanático del fútbol.

Para cerrar, no quiero dejar de exponer algo que me chocó: muchos argentinos, así como también otros latinoamericanos (creo que particularmente los mexicanos hicieron bastante mérito) se comportaban de manera desagradable con las chicas locales. Soy perfectamente consciente de la belleza y el carisma que las rusas poseen, pero ver esas caras de «machos» latinos fuera de sí encarando a más no poder y de forma muchas veces grosera… me provocaba vergüenza ajena… y se me hizo más notable que en Argentina. ¿Será porque allá todo esto del acoso está más naturalizado en la sociedad?