Honestamente, si alguien me pidiera un consejo para abrir un negocio en Rusia, le diría que venda ropa importada de China bajo una denominación italiana :)
No estoy exagerando si digo que a lo largo de una cuadra céntrica de una de las principales ciudades rusas he llegado a ver unos cuatro carteles donde se hacía referencia a negocios con nombres en italiano (algunos escritos en cirílico, otros en alfabeto latino).
Así mismo, en cualquier shopping es normal ver locales con simpáticos nombres de ese país, aunque al entrar podría resultar obvio que los productos no provienen de allá (salvo excepciones, claro).
En Rusia suele merodear un pensamiento que en Argentina nos puede resultar familiar: la fantasía de que si algo es europeo, es mejor. En el caso del país con forma de bota, esto aplica principalmente a la ropa y la comida, pero pienso que si a alguien se le ocurriera vender flores bajo el alias de -por ejemplo- Giovanni Ramazzotti, probablemente ganaría algunos rublos más que su competidor más cercano.