La crisis económica en Rusia

Hace aproximadamente un par de años que la economía rusa no está pasando por su mejor momento, por un lado debido a la caída del precio internacional del petróleo y, por el otro, por las sanciones impuestas por países occidentales luego del inicio del conflicto en el este de Ucrania y de la anexión de Crimea (aquí una de mis primeras notas sobre este tema).

Claro que los argentinos estamos preparados para vivir en un contexto de crisis, pero no dejo de sorprenderme por cómo la experiencia resulta tan diferente a como se suele dar en nuestro país. Esto en principio se debe a la forma en la que encaran los comerciantes y la gente este tipo de circunstancias.

Para empezar, acá los precios no se disparan de un día al otro y no hay un impacto inmediato en lo cotidiano si de repente el dólar pega un salto. De hecho hay productos que casi no han aumentado, a pesar de que el rublo se ha depreciado casi a la mitad de su valor con respecto al dólar en estos últimos dos años.

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Cambio de divisas

Solamente hay que repasar un poco la historia del pueblo ruso para entender que tienen una amplia experiencia lidiando con situaciones adversas, y esto se nota en el momento en el que se escucha -relativamente seguido- la «crisis» como tema de conversación, pero generalmente rematada con un «ya va a pasar«, «todo va a estar bien«.

En definitiva se vive con aceptación y pincelazos de pesimismooptimismo (no olvidarse de que este es un país de contrastes). Eso sí, según mi percepción hay un mayor sentido de comunidad; como me dijo hace poco la dueña de una peluquería: «tengo los mismos precios de hace tres años atrás, porque la gente ahora obviamente tiene menos poder adquisitivo y, si los aumento, dejarían de venir y yo tendría que cerrar». Una frase de contenido obvio, pero difícil de aplicar en otros países.