Viernes 6 de marzo, es decir, dos días antes del Día Internacional de la Mujer, me toca ir a una oficina donde ya había estado algunas veces. La secretaria me recibe esmeradamente maquillada y con ropa de fiesta -debe tener un evento luego, pensé-, y mientras espero sentado noto que no es la única que decidió producirse a ese nivel (es que en Rusia muchísimas mujeres hasta para ir al supermercado cuidan su imagen, pero esto estaba por encima de ese estándar).
Leer la nota completa